Viaje de tres semanas en camper: Lofoten y Noruega – Semana 3

Bienvenidos a la tercera y última parte de nuestro viaje en camper por las Lofoten y Noruega. En la primera semana os contamos la subida a estas maravillosas islas, y en la segunda, exploramos sus rincones juntos. Ahora llega el momento del regreso a casa. Aún nos quedan un par de días más en las Lofoten, además de algunas paradas increíbles en el camino de vuelta, incluida una visita a la capital de Noruega. ¡Esperamos que disfrutéis leyendo nuestras experiencias!

Día 15: De Å a Hamnøy

Pueblo de Å

Este día nos fuimos directos a ver Å, el pueblo con el nombre más corto. Es un lugar muy pequeñito que se recorre enseguida, pero lo recomendamos porque es muy encantador. Nos sorprendió la gran cantidad de turistas en la zona, aunque, para ser sinceros, nos sorprendió aún más la cantidad de gaviotas, que parecían superar en número a los visitantes.

Como ya habíamos leído en internet, la actividad casi obligatoria en este pequeño pueblo era visitar su famosa panadería y probar los supuestamente mejores rollitos de canela de todas las islas. Sin embargo, cuando llegamos, ya se habían agotado. Por suerte, nos dijeron que en la cafetería de la esquina siempre apartaban algunos por la mañana para quienes entraban directamente a tomar café. Y menos mal, porque sin duda fue el mejor rollito de canela que probamos en todo el viaje.

Pueblo de Hamnøy

Desde Å nos dirigimos a Hamnøy, otro precioso pueblo pesquero considerado uno de los más bonitos y fotografiables de las islas Lofoten. Seguramente os suene, ya que sus paisajes han sido utilizados en numerosas revistas de gran prestigio, como National Geographic. La verdad es que esta área es un paraíso para los amantes de la fotografía: mires donde mires, hay una imagen icónica esperando a ser capturada.

Sin embargo, a nosotros nos decepcionó un poco comprobar que realmente no es un pueblo como tal. Más bien parece un decorado listo para ser fotografiado desde todos los ángulos. Hay algunas cabañas de colores, pero la mayoría son alojamientos turísticos.

Después de la visita a estos dos famosos pueblos pesqueros, aprovechamos para hacer la compra, volver a la camper, cambiar aguas y arreglar algunas cosas del vehículo.

Gato en camper, en un viaje en camper: islas Lofoten y Noruega

Día 16: parque Nacional de Lofotodden

Para mí, quizás, el día más especial del viaje en camper en las Lofoten y Noruega.

Pueblo de Vinstad

Cogimos un pequeño ferry para llegar hasta el Parque Nacional de Lofotodden, en Vinstad. El trayecto en barco ya es espectacular: cruza el fiordo de Reine durante unos 20 minutos hasta llegar al diminuto pueblo de Vinstad.

Este pueblo es mucho más pequeño que cualquiera de los que visitamos en las Lofoten. De hecho, no tiene tiendas ni carreteras. Nosotros solo encontramos una cafetería, pero, al estar fuera de la temporada alta, ni siquiera estaba abierta. Apenas había unas diez casas desperdigadas por la zona, y leímos que solo una de ellas pertenecía a un habitante censado. Es decir, solo una persona vive aquí de manera permanente; el resto parecen ser casas vacacionales. Pero quizá esto es precisamente lo que hace que este lugar sea aún más mágico.

Cuando bajamos del barco, antes de comenzar la subida, nos dirigimos hacia la playa de Bunes. El camino hasta allí es de unos 2 km y atraviesa el pueblo. Una vez dejas atrás las últimas casas, encuentras un pequeño cartel que indica el sendero hacia Bunesstranda, que te lleva directamente a la playa. Es un lugar precioso, rodeado de montañas. La mayoría de la gente que venía con nosotros en el barco se quedó en la playa, pero nosotros teníamos otro objetivo: subir hasta Helvetestinden.

Ruta al pico Helvetestinden

La subida comienza desde la playa. Al principio, el ascenso transcurre por un sendero de hierba, pero rápidamente se vuelve más exigente: hay que trepar entre rocas y subir por la ladera de la montaña. No es para nada fácil. La inclinación es considerable, el terreno está lleno de piedras sueltas y pequeños riachuelos que lo hacen resbaladizo, y, además, el camino no está señalizado. Es fácil intuir por dónde subir porque no hay muchas opciones, pero la falta de indicaciones hace que en algunos tramos dudes de si el paso que has elegido es realmente seguro.

Tras unos 400 metros de subida, pudimos disfrutar de unas vistas impresionantes al fiordo de Kjerk. Es una de esas imágenes que se te quedan grabadas para siempre.

Ruta al pico Helvetestinden, parque Nacional Lofotodden, Noruega
Rubén una vez finalizada la primera parte de la ruta al pico Helvetestinden

Decidimos no quedarnos allí porque un grupo de aventureros noruegos y una pareja de británicos se animaron a seguir caminando por la cresta de la montaña hasta la cima. Y, a pesar de mi miedo a las alturas, no pude resistirme a intentarlo. El inicio del sendero es bastante ancho, pero a medida que avanzas se va estrechando. Es importante llevar calzado adecuado y caminar con paso seguro, porque la subida es peligrosa. A mí me costó mucho, pero, despacio y evitando mirar hacia abajo, lo conseguí. La parte final es la más complicada, con muchas rocas, pero, con cuidado y siempre que se tenga experiencia en montaña, se puede hacer. Y merece muchísimo la pena.

Parque Nacional Lofotodden, ruta al pico Helvetestinden
Alicia en la ruta al pico Helvetestinden

Desde la cima se pueden ver la playa de Bunes y el fiordo de Kjerk. Allí aprovechamos para comer y conocer a los otros viajeros, disfrutando de las vistas. Después de un rato, tuvimos que emprender el camino de vuelta con paso firme, ya que no podíamos permitirnos perder el último ferry para regresar a Reine. Si queréis más información sobre la ruta podéis leer el post específico de la ruta en el Parque Nacional Lofotodden: Ruta a Helvetestinden y Bunes Beach.

Nos despedimos de las Lofoten

Esa noche teníamos previsto dormir cerca de la estación de ferry de Moskenes para poder coger el ferry de madrugada al día siguiente. Habíamos leído que, dependiendo de la época del año, las colas pueden ser larguísimas y nadie te asegura que puedas entrar en el ferry. Esperar al siguiente nos haría perder casi un día del viaje, así que queríamos asegurarnos de salir lo antes posible.

Para nuestra sorpresa, cuando llegamos, todo estaba ocupado. Pensamos rápido y decidimos quedarnos en la cola del ferry, subiéndonos al primero que saliera esa misma tarde, porque aún eran las 18:00 y así ganaríamos un poco de tiempo. Sin embargo, a pesar de que el siguiente barco salía en dos horas y media, no lo conseguimos. Nos quedamos justo a las puertas, los primeros para el siguiente ferry, que salía nada más y nada menos que a las 00:45 de la noche.

Aprovechamos para ducharnos, trabajar un poco desde la camper, limpiarla y jugar con Bio. Se nos hizo muy largo, pero las vistas desde el ferry por la noche fueron alucinantes. Por fin, después de las dos semanas que llevábamos viajando, en nuestro viaje en camper: Lofoten y Noruega, las Lofoten se despedían de nosotros regalándonos un cielo despejado. Pudimos disfrutar del famoso sol de medianoche, un toque final perfecto para nuestro increíble viaje.

Sol de medianoche, Islas Lofoten, viaje en camper
Fotografía a las montañas de las Islas Lofoten con el sol de medianoche en el Ferry de vuelta a Bodo

Llegamos a Bodo a las 3 y media de la mañana y dormimos en un parking donde también habia otras campers hasta las 9 y media. A partir de ahí empezaba nuestro día 17 del viaje.

Día 17: Parada en Saltstraumen

La primera parada fue para ver el estrecho de Saltstraumen, una zona verde súper agradable. Pudimos aprovechar para sacar a Bio porque apenas había gente y la zona era muy tranquila, con pequeños senderos y casitas rodeadas de césped y flores, el sueño de nuestro gato.

Paramos aquí porque se puede ver un fenómeno curioso en el agua. Es una zona donde se junta el agua del océano junto con el agua del fiordo, siendo el desnivel entre ambos hasta de un metro. Debido a este desnivel y a la gran cantidad de agua que atraviesa este canal, se forma una gran corriente junto con muchos remolinos. Hemos visto fotos y hay momentos en los que estos torbellinos son muy grandes y se pueden ver con mucha claridad, no fue el caso cuando nosotros lo vimos pero aún así fue muy curioso de ver.

Hemos leído que para poder presenciar este efecto en su máximo esplendor, es mejor visitar la zona en torno a los días de luna nueva y luna llena, que es cuando hay una mayor diferencia entre la marea alta y la marea baja. Os dejamos el link con una página web sobre visitar Saltsraumen, donde podéis incluso escribir qué día vais a estar por allí y ver a qué hora este fenómeno será más espectacular.

Ese día volvimos a dormir en Elfsjord, en el sitio donde ya habíamos dormido a la ida, que tanto nos gustó.

Día 18: Conducir

El día 18 lo pasamos conduciendo, continuando nuestro viaje en camper: Lofoten y Noruega. Queríamos aprovechar para ir al famoso Parque Nacional del Dovre, para hacer la ruta de los bueyes almizcleros, la que os contamos que no pudimos hacer a la ida debido a las condiciones climatológicas. Pues bien, a pesar de que todo pintaba bien, atmosféricamente hablando, ya os adelantaba en la primera parte del diario que no es que nos lloviera a la vuelta, no… sino que, según nos fuimos acercando a la zona, le dimos la bienvenida de nuevo, y en pleno junio, al invierno.

Día 19: Invierno en pleno junio en noruega. Parque Nacional del Dovre

El día amaneció diluviando, pero como estábamos bastante lejos de la zona del Parque Nacional del Dovre, pensábamos que cuanto más al sur condujéramos, mejor tiempo haría. De hecho, las aplicaciones meteorológicas no eran pesimistas. Sin embargo, a medida que íbamos bajando, empezamos a cruzarnos con coches que llevaban nieve en el morro. Ahí fue cuando nos empezamos a preguntar de dónde venían tantos coches del sur de Noruega con nieve. La duda no tardó en resolverse, cuando empezaron a caer copos de nieve sobre el cristal del coche. Sí, estaba nevando.

Aun así, teníamos esperanzas de poder hacer la gran ruta. Pensábamos que la nieve mojaba menos que la lluvia, y veníamos preparados con ropa y botas que nos permitirían recorrer la ruta en esas condiciones. No obstante, a medida que nos acercábamos al Parque, dejamos de ver el terreno verde de la tundra y comenzamos a ver un manto blanco. Habíamos retrocedido al invierno. Nevaba muchísimo. Las carreteras estaban cubiertas de nieve y las montañas completamente blancas.

Ruta al mirador vistas a Snøhetta

Cuando llegamos al parking de la ruta, totalmente cubierto de nieve, nos dimos cuenta de que la ruta larga no era viable en esas condiciones. Sin embargo, decidimos subir hasta un mirador para disfrutar de las vistas del valle y de la famosa montaña Snøhetta.

La caminata fue muy corta, pero la nieve la hizo aún más divertida. Tuvimos suerte, y cuando llegamos arriba, las nubes se despejaron a ratos, permitiéndonos disfrutar de unas vistas espectaculares del valle. Sin embargo, no pudimos ver ningún animalito. A pesar de todo, fue una experiencia única en el viaje.

Recomendamos acercarse a este mirador. Está totalmente abierto al público, tiene una chimenea y unos bancos de madera para sentarse y contemplar las vistas a través de una cristalera panorámica. La arquitectura del edificio es curiosa y bonita, un tipo de construcción que no esperas encontrar en medio de la montaña.

Mirador montaña Snøhetta, Noruega, Parque Nacional del Dovre
Mirador en la montaña con vistas al valle y a la montaña Snøhetta

Ese fue también el primer día que Bio se atrevió a dar unos pasos en la nieve, aunque no terminó de convencerle. Por la noche, dormimos en Sveastranda, en un camping, donde aprovechamos para dejar la camper lista para el último tramo del viaje.

Día 20: Oslo

Nos quedaba muy poco tiempo en Noruega, y no queríamos irnos sin conocer su capital: Oslo. En el blog podéis encontrar la entrada sobre qué ver en Oslo en un día, que fue más o menos el tiempo que tuvimos. Decidimos visitar los edificios y las zonas más emblemáticas para hacernos una idea general de la ciudad.

Downtown Oslo Norway

Aparcamos en un barrio muy tranquilo y seguro, aunque la ciudad en general es bastante segura. Estacionamos detrás del Palacio Real, y la zona del parque que lo rodea es muy agradable. Como finalmente hacía buen tiempo, aprovechamos para comenzar el día en este entorno tan verde y fresco.

Bajamos desde el Palacio Real y nos dirigimos a la calle Karl Johans, una de las arterias principales de la capital, llena de bares, tiendas, flores y vida. Recorrimos a pie toda la zona céntrica: vimos la catedral, la ópera y la zona del puerto. Es una ciudad muy recomendable, aunque no tuvimos tiempo de acercarnos al barrio hipster de Oslo, Grünerløkka, que había quedado pendiente.

Decidimos priorizar la visita a la Fortaleza de Akershus. Pasamos primero por una de las calles comerciales que dan al puerto, nos compramos unos cafés helados para llevar y nos dirigimos hacia la fortaleza. Este complejo militar ofrece unas vistas impresionantes del fiordo de Oslo. Fundado en la Edad Media, en sus inicios fue un castillo real. A lo largo de los años ha sido reformado y hoy en día se considera una parte importante del patrimonio histórico de Noruega.

Esa fue nuestra última visita del día. Al terminar, nos dirigimos a dormir en la camper, dejando para el día siguiente la visita al Parque de Esculturas de Vigeland.

Día 21: Último día en Noruega

Empezamos el día visitando el curioso parque de esculturas vivientes. Las esculturas, como era de esperar, no dejaron a nadie indiferente. Cada una era increíblemente realista y, al estar en un entorno tan abierto, parecía que cobraban vida. Es todo un museo al aire libre que realmente invita a la reflexión.

Después de la visita, nos dirigimos a hacer una pequeña ruta con Bio para disfrutar de las vistas panorámicas de Oslo desde un mirador. La ruta resultó ser fácil y agradable, y nos alegró mucho ver a Bio seguir los senderos sin problemas. Sin duda fue la mejor ruta que hizo durante todo el viaje, y eso nos hizo mucha ilusión.

Vistas desde un mirador a la ciudad de Oslo
Vistas de Oslo desde el mirador

Por la tarde, nos acercamos a Grimstad, un lugar perfecto para relajarnos y pasar el resto de la tarde. Allí nos encontramos con una pareja de holandeses que también viajaban con su gata, Roxy. Aunque Bio y ella no terminaron de entenderse muy bien. Fue un lugar muy agradable, donde pudimos desconectar y pasar la noche.

Lake Norway Camper Trip
Atardecer en un lago cerca de Lillesand, en nuestra última noche en Noruega

Fin del viaje en camper en las Lofoten y Noruega

Aquí termina nuestro diario de viajes, en concreto del viaje en camper: Lofoten y Noruega, un viaje inolvidable que nos permitió conocer, por fin, las Islas Lofoten. Los últimos días hasta llegar a casa fueron más tranquilos, centrados en conducir y seguir disfrutando de la carretera. Bio ya estaba adaptado a la camper, por lo que no tuvimos apenas ningún drama gatuno, y pudimos regresar justo a tiempo para que Rubén celebrara su cumpleaños, el 15 de junio, rodeado de amigos en casa.

Esperamos, de corazón viajero, que os haya gustado este tipo de post, donde os hemos compartido un trocito más personal de nuestros viajes y experiencias. La idea es que os inspire para vuestras próximas salidas, o, si ahora mismo no podéis viajar, que os acerquemos un poquito estas aventuras, y que de alguna manera, también podáis viajar leyendo.

Te dejamos por aquí también los otros capítulos de nuestro diario de viajes a las impresionantes Islas Lofoten.

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¡Os esperamos en la próxima aventura, y mientras tanto, ¡nos vemos viajando!

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